sábado, diciembre 23, 2006

Los Premios.

Acaban de premiar al "mati" Fernández, el nuevo 'mago' del fútbol chileno, el pelé chileno, según dicen, como el mejor de los mejores del deporte shileno. ¿No habían ganado el campeonato mundial de hockey unas jovencitas a mediados de año?

¡Qué patético! Esto refleja la imbecilidad nativa del pueblo shileno. Lo más patético fue la estúpida excusa de los periodistas: "el reglamento lo impide".
¿Quién escribió dicho reglamento?
Los periodistas de los noticieros justificaron a los periodistas deportivos diciendo que, como Shile no está acostumbrado, y reitero el concepto: ACOSTUMBRADO, a los triunfos en deportes colectivos, era imposible prever la posibilidad de que un equipo ganara un campeonato mundial. Eso provocó que las MEJORES DEL MUNDO en su especialidad, vieran pasar el premio que les correspondía por derecho propio, a un tipo que descolla en un campeonato a todas luces mediocre, de un equipo mediocre que perdió ante un equipo mediocre la copa de un mediocre campeonato internacional, todo porque los demás equipos shilenos son demasiado pencas. Pero como es "el deporte popular", la cosa no pasó de una breve nota en el noticiero de la noche. Ni siquiera las afectadas hicieron berrinche. ¿Qué habría pasado en el caso inverso? ¿Qué haría el pueblo sin su opio?
Este patético hecho revela dos cosas: la IMBECILIDAD del periodismo shileno y la CEGUERA de una sociedad completa por el individualismo a ultranza que deja entrever la redacción de dicho reglamento, el que ni siquiera contempló la posibilidad de premiar un equipo.
Esta ceguera revela lo profundo que ha calado en la sociedad shilena, el paradigma individualista, egoísta y cortoplacista del neoliberalismo. Al desmantelar el Estado, el mensaje profundo era: no hay asociación que valga. de ahí que se popularizara al frase "cada uno se rasca con sus propias uñas". La solidaridad es un concepto parásito de esta concepción, ya que implica que uno debe renunciar a lo mínimo, para que otro tenga una miseria. He ahí por qué el 'voluntariado' es una realidad de estos últimos años. El voluntario hace una pega por la cual debería pagarse, pero gratis. Con eso se benefician los poderosos, ya que no están en la obligación de 'soltar la teta', ya que la teta de los pobres es 'gratis'. Pero en realidad la pagamos todos nosotros. Paradoja: los pobres subvencionan a los ricos.
Por ejemplo: Un techo para Shile. Los universitarios que trabajan allí no reciben sueldo, ¿por qué? Porque viven de lo que les dan sus padres. Si no fuese así, ellos no estarían allí, porque tendrían que "ganarse los porotos" por ellos mismos en algún empleo eslavizante de 16 horas.
Otra arista de la misma situación es lo que hace unos días denunció un programa de televisión sobre la baja sindicalización de los trabajadores shilenos y el bajo índice de reclamos por los tremendos abusos de los empleadores. Como 'cada uno se rasca con sus propias uñas', no tiene sentido unirse para crear un sindicato y, al no hacerlo, el empleador pude hacer lo que quiera con ellos, hasta encerrarlos en su lugar de trabajo, como se ha demostrado más de una vez. El último episodio, un supermercado en Puerto Montt. Pero, ¿para qué 'meterse en problemas con el jefe' al intentar crear un sindicato?
Estos episodios, revelados a todo Shile por sus canales de televisión, nos dicen que: Si, a la ceguera, sumamos la cobardía, sólo tenemos esclavitud. En realidad nunca dejamos atrás la tiranía. La tiranía de Pinochet no era de él, sino la del Mercado, la cual se ha hecho más fuerte con el tiempo. "Transición" es el nombre que le dan al círculo vicioso de mentirnos a nosotros mismos.
Si hay una cosa por la cual debe ser recordado Pinochet y su tiranía es por esta profunda deformación y autohumillación de la sociedad shilena, antiguamente, una de las más dignas y asociativas del mundo. Ese es nuestro premio por la falta de visión y coraje de nuestros antiguos (que siguen siendo los mismos) líderes de todo tipo, para encontrar y seguir un rumbo propio y no el que dicta el imperio de turno.
 
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