domingo, junio 29, 2008

SOBRE LOS MOVIMIENTOS JUVENILES 2.0

Había olvidado este texto de mi maestro, Don José, y me había embarcado en la ilusa ilusión de presenciar una revolución. Pero como él mismo dijo, se acabó su período, no sólo porque no las haya ahora, sino que ya no las habrá nunca más.
Al principio creí que era porque, siendo jóvenes, no sabían de qué se trataba. Pero hace una semana, en un programa pseudo cultural de TVN, vi cómo una de ellos se había aprendido de memoria el parlamento adecuado para la ocasión. No es un problema intelectual el fracaso y la nula trascendencia de los pingüinos, es un problema más hondo y simple: no están dispuestos a llegar al fondo del asunto.
¿A qué me refiero con eso de ‘fondo’?
Muy simple: “de poner su vida en serio y hasta la raíz a algo trascendente de él”, tal como dijo hace 80 años el viejo madrileño.
¿Qué tiene que ver eso con lo de ahora?
A que los estudiates ya están atrapados por la maquia y no pueden hacer nada para detenerla. Es más, ellos terminan sus movilizacioes justo para redir la PSU y seguir el “coducto regular” que les de una carrera de baja intensidad, pero estabilidad economica y quedar ‘bien situados’ en la sociedad que algu día, ilusamete, creyeron poder cambiar.
Una verdadera revolución es una piedra en el engranaje capaz de hacerlo saltar. Seria verdaderos revolucionarios si hiciesen perder completamente un ano de adiestramiento para la explotación, ¡perdón!, para el trabajo. Esa sería la verdadera prueba de fuerza capaz de doblegar al duo Estado-privados, para hacerles ver que son más fuertes que ellos y obligarlos a hacerles caso. ¿Por qué crees que la Comisión Mula sobre ‘educación’ nunca pescó sus demandas? Porque sabía perfectamente que a fin de año no estarían ni ahí con ellas, absorbidos por la vorágine de la PSU y la postulación a las Universidades y, en el caso de los universitarios, su paso al próximo curso que ellos crearon para distraerlos, mientras les robaban la vida, ¡perdón!, su dinero en incómodas cuotas mensuales y créditos usureros.
No era en mayo que debían manifestarse, sino en Diciembre. Es decir, deben estar dispuestos al sacrificio de su futuro, ya que también es el futuro del sistema del que tanto se quejan. El no haber reconocido este hecho, habla, una vez más, de su ingenuidad, es decir, que sólo “juega a preocuparse de lo colectivo”. A nadie he escuchado la pregunta esencial del tema: ¿Por qué el Estado le regala dinero a privados por un servicio que él mismo ofrece? Sería lo mismo que regalarle plata al dueño de un prostíbulo. Eso, en simple sentido común, se llama desperdicio. La L.G.E. (La Gran Estafa) sólo perpetúa el sinsentido del adiestramiento para la explotación, ya que lo que hay en Chile no merece ser llamado educación.
La educación es Estatal o privada, pero eso de “mixta”, es gay: es una cosa (privada), pero quiere pasar por otra (pública). Pero Bachelet (y la casta política) no tiene los ovarios para decirle que no al ‘Mercado’, es decir, Matte, Angelini, Luksic y Cía. Ltda. Ha traicionado, una vez más, al PUEBLO.
ENMEN ha dicho.

jueves, junio 12, 2008

SOBRE LOS MOVIMEINTOS JUVENILES.

La averiguación esencial de que hablando del hombre lo substantivo es su vida y todo lo demás adjetivo, que el hombre es drama, destino y no cosa, nos proporciona súbito esclarecimiento sobre todo este problema. Las edades lo son de nuestra vida y no, primariamente, de nuestro organismo; son etapas diferentes en que se segmenta nuestro quehacer vital. Recuerden ustedes que la vida no es sino lo que tenemos que hacer, puesto que tenemos que hacérnosla. Y cada edad es un tipo de quehacer peculiar. Durante una primera etapa, el hombre se entera del mundo en que ha caído, en que tiene que vivir: es la niñez y toda la porción de juventud corporal que corre hasta los 30 años. A esta edad el hombre comienza a reaccionar por cuenta propia frente al mundo que ha hallado: inventa nuevas ideas sobre los problemas del mundo: ciencia, técnica, religión, política, industria, arte, modos sociales. El mismo u otros hacen propaganda de toda esa innovación, como viceversa integran sus creaciones con las de otros coetáneos obligados a reaccionar como ellos ante el mundo que encontraron. Y así, un buen día, se encuentran que con su mundo innovado, el que ahora es obra suya, queda convertido en un mundo vigente. Es lo que se acepta, lo que rige en ciencia, política, arte, etc. En ese momento empieza una nueva etapa de la vida: el hombre sostiene el mundo que ha producido, lo dirige, lo gobierna, lo defiende. Lo defiende porque unos nuevos hombres de 30 años comienzan, por su parte, a reaccionar ante ese nuevo mundo vigente.
Esta descripción pone de manifiesto que para la Historia hay una porción determinada de nuestra vida que es la más importante. El niño y el anciano apenas sí intervienen en la Historia: aquél todavía, éste ya no. Pero tampoco en la primera juventud tiene el hombre actuación histórica positiva. Su papel histórico, público, es pasivo. Aprende en las escuelas y oficios, sirve en las milicias. Lo que en el niño y el joven es vida actuante, queda bajo el umbral de lo histórico y se refiere a lo personal. En efecto, es la etapa formidablemente egoísta de la vida. El hombre joven vive para sí. No crea cosas, no se preocupa de lo colectivo. Juega a crear cosas –por ejemplo, se entretiene en publicar revistas de jóvenes–, juega a preocuparse de lo colectivo, y esto, a veces, con tal frenesí y aun con tal heroísmo, que a un desconocedor de los secretos de la vida humana le llevaría a creer en la autenticidad de la preocupación. Mas, en verdad, todo ello es pretexto para ocuparse de sí mismo y para que se ocupen de él. Le falta aún la necesidad substancial de entregarse verdaderamente a la obra, de dedicarse, de poner su vida en serio y hasta la raíz a algo trascendente de él, aunque sea sólo a la humilde obra de sostener con la de uno la vida de una familia.

JOSÉ ORTEGA Y GASSET

 
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